Novena a María Auxiliadora

viernes, 8 de octubre de 2010

Todos con el Cautivo

Por: Luis Paucar Temoche.

Octubre: Todos con el Cautivo…

Contemplarlo fijamente a los ojos te hace dar cuenta de su amor. Verlo amarrado con esas sogas y con su frente bañada de sangre, deben ser remordimiento para nosotros, por la redención de nuestros pecados en la Cruz...

Ubicada en la cordillera piurana donde los macizos se tornan inalcanzables, a 2,815 m.s.n.m., en medio de un paisaje frio pero acogedor, se encuentra Ayabaca, una pintoresca ciudad donde se respira un profundo aire de devoción religiosa por su Santo Patrono, El Señor Cautivo de Ayabaca, por quien en su festividad llegan cientos peregrinos de distintos lugares del Perú, incluso de nuestro vecino, Ecuador. Y es que aseguran que tantos días de esfuerzo, dolor, frio, intemperie y hambre; son suficientes para que la milagrosa imagen les cumpla su ansiado pedido o les conceda algún milagro. No importa de donde vengan, no importa su pasado en el presente, lo cierto es que los peregrinos están rodeados por un halo de fe, que es eso lo que les permite caminar decenas sobre decenas de kilómetros.

Pero, ¿Cómo es que se empezó a venerar esta imagen?

Según la historia, en el año 1751, el sacerdote español, García Guerrero quiso dar a su pueblo una imagen del Señor; para lo cual se decidió utilizar un tronco, del que había brotado sangre luego que un labrador le diera un hachazo. Era de un árbol de cedro, encontrado en el cerro Sahumerio en Jililí.

La tradición dice, que los escultores que aceptaron realizar el tallado de dicha imagen, pusieron como condición que no se viera ninguna parte del proceso hasta que la obra estuviese terminada, y que sólo aceptarían recibir sus alimentos una vez al día al amanecer, pasado a través de la puerta y dejado allí.

Luego de cierto tiempo, los vecinos del lugar, sintiéndose intrigados por saber qué estaba sucediendo con los escultores y especialmente con la obra que se les había encomendado; decidieron ir a la casa, llamaron a la puerta y al no obtener respuesta, ingresaron encontrándose con la gran sorpresa de ver que los escultores no se encontraban por ningún lado; que la comida que se les había estado dejando estaba intacta y que éstos habían dejado una hermosa escultura de Jesús, con las manos cruzadas.

La leyenda creció, al igual que la fe y devoción, más aun si consideraban todo ello, una "obra de ángeles"; como la llamaron. En su creencia, entendieron que fueron ángeles disfrazados de artesanos errantes, quienes providencialmente fueron encontrados por los ayabaquinos. Pero es en el año de 1904, donde empezó el culto propiamente dicho, cuando un sacerdote de apellido Velásquez, inauguró el templo, el que fue refaccionado en 1974; cuando se reconstruyó la fachada y se agregaron dos escalinatas para facilitar la veneración de la imagen.

Han pasado más de ocho siglos y la devoción no se pierde, ante bien, sigue aumentando en su gran mayoría. En estas fechas, el comercio en la ciudad de Ayabaca logra los niveles de venta más altos del año, y comerciantes de diferentes partes del norte del país acuden para vender sus productos como artesanías en cuero repujado, tejidos, ponchos, alforjas y mantas.

La festividad se inicia con una serenata en la plaza de Armas del pueblo, que cuenta con la participación de grupos musicales de colegios y parroquias de esta ciudad.

El Cautivo nos espera para pedirle las necesidades más profundas que necesitemos. Él no va a dudar en interceder para que nos la sean cumplidas. Cristo Cautivo es más que una opción para que este octubre, esté encerrado por eso que llamamos fe…

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