HOMENAJE DE UN ALUMNO PROMOCIONAL A LA MADRE MARÍA AUXILIADORA
Solo tu mirada logra detenerme en el tiempo, y trae a la memoria, estos 11 años de mi vida que han dejado una profunda huella en mí. Aún recuerdo cuán emocionado estaba aquel primer día de clases, cuando atravesé por primera vez, aquel portón azul, que me llevaría a un sinfín de experiencias excepcionales; es ahí cuando sentí el ambiente familiar y la acogida calurosa que me brindaba tu manto de auxiliadora, y el ansiado deseo de estar aquí, en el colegio Salesiano, como un extraño llamado de nuestro querido Padre Don Bosco, a ésta casa. Podría asegurar que no solo yo, sino todos mis compañeros, mis amigos, conocidos y los aquí presentes, que han recorrido el mismo camino por el cual yo he pasado, han vivido aquí, en ésta casa; momentos tristes y alegres, han reído y llorado, han sufrido tal vez su primera caída, pero también han gozado del triunfo que únicamente el esfuerzo ha logrado en cada pequeño pero significativo acto de amor a los demás.
Es casi imposible asegurar, que con esa inocencia de niño de apenas 6 años, el cual recién empezaba a conocer el mundo, se diera cuenta del inmenso amor que día a día, podría llegar a tenerte; pero si podría asegurar, que en mi corazón y en el corazón de cada uno de nosotros, se acrecentaba una sensación profunda de amor por ti, cada vez que poníamos tu mirada divina, en la nuestra. El tiempo pasa, y ésta casa formadora de valores, ha ido moldeando nuestra vida para lograr en nosotros, personas de bien, al estilo de Don Bosco, teniendo por guía, camino y Maestra, a ti Madre, María Auxiliadora.
Estoy convencido que no soy perfecto, ni yo, ni ustedes, ni la promoción de la cual yo formo parte; porque sin duda alguna, muchas veces hemos cometido errores, hemos caído y ni si quiera hemos hecho el intento de sobreponernos a ello, y desgraciadamente hemos continuado en nuestro error, y sé que somos consientes de ello. Pero también tengo la certeza que en algún momento de nuestra vida, hemos dado lo mejor de sí para beneficio de los demás; y creo que los más beneficiados hemos sido nosotros mismos, al experimentar con ese acto generoso, esa sensación de felicidad; felicidad tan igual o más intensa aun, cuando hoy tus alumnos, tus hijos de 5ºC, te reciben no solo en el aula, ni tampoco por un día; si no te reciben por siempre en el corazón y en nuestras vidas. Es bueno recordar y hasta sentimos dolor cuando traemos a la mente esos jalones de oreja de nuestros profesores, o el miedo que sentíamos cada vez que nuestro tutor nos llamaba la atención; tal vez ayer lloramos y nos molestamos por todas esas cosas; pero hoy nos damos cuenta que valieron la pena, hoy nos damos cuenta que fueron necesarias, porque solo así, pudimos encaminarnos y eso hay que agradecerlo siempre. Y aunque ya estamos a puertas de salir, siempre te tendremos, a ti Madre querida, en nuestro corazón; y cada vez que te visitemos, escucharemos tu voz decirnos al alma:”Ven y Verás a mi Hijo Jesús”. Además, a lo largo de todo éste maravilloso tiempo, hemos comprendido el significado de lo que verdaderamente es “Ser personas de bien”; personas de bien como lo son tus hijos de 5º Promoción Sixto Moriones, que con defectos y virtudes, ponen el corazón cuando de ayudar se trata; personas que a partir de hoy, nos comprometemos a ser mejores cada día, a dar lo mejor de nosotros en cada acto así parezca insignificante, personas de bien como lo somos ahora, y porque te amamos a ti, Madre bendita, es que a partir de hoy, nuestro corazón goza de un nuevo nombre, porque a partir de hoy y para siempre, nuestro corazón se llama: “María Auxiliadora”, y hoy, todos ante ti, te decimos con amor y con profundo agradecimiento: “Viva María Auxiliadora”, porque tú, lo has hecho Todo.
A MARÍA AUXILIADORA
No hay comentarios:
Publicar un comentario