Novena a María Auxiliadora

martes, 30 de agosto de 2011

Bosconia: El sueño hecho vivo…

En sus 61 años

Bosconia: El sueño hecho vivo…

Cambiar la historia de un asentamiento humano ignorado. Quizá eso pasó por la mente del P. Alberto Álvarez Soto, cuando se encontró con un terreno baldío, perteneciente a las tierras de don Kurt Beer, en Nueva Esperanza. ¡Y vaya que lo logró!… Hace unos meses, su misión iniciada en estos arenales del sector oeste, cumplió 61 años al servicio de Piura. Coscomba o Bosconia. Da igual cómo se le llame. Lo que vale resaltar aquí, es la espiritualidad con que se educan a los niños, jóvenes y padres de familia…

Luis Paucar Temoche

Corresponsal escolar

Una calle solitaria. Algarrobos que cobijan. Sólo un cartel anuncia lo que existe tras el umbral de la avenida Juan Velasco Alvarado, en Nueva Esperanza. Dentro de esa “casa” gris, poco común en un asentamiento humano del sector oeste; hace 61 años y más, un hombre construyó el primer oratorio del norte del país, a base de esfuerzo y espíritu perseverante.

En el pequeño, pero feliz universo que dejó el padre Alberto Álvarez Soto (más conocido como “Padre Good”), yacen un centenar de niños desafiando a la alegría. Unos se deslizan, y otros se balancean. Nada más. Aquí, “el meollo es sencillo. Radica en “ser buenos cristianos y honrados ciudadanos”. Éste es el sueño de Don Bosco”, confiesa el P. Alcibíades Ramos, ex director de la obra.

Desde hace más de sesenta años, esta casa-obra-oratorio viene “encaminado a los jóvenes por las riendas del bien”. En enero de este año, estuvo de aniversario. Esta casa donde siempre hay trabajo por los jóvenes (esencialmente), familias y niños; envuelve una historia y un admirable testimonio de vida. Aunque “en principio se había pensado para la juventud laboral, ahora se trabaja con niños, ayudándoles en su preparación para la primera comunión, confirmandos, núcleos de familia, y muchos aspectos de vida cristiana. Es una ayuda para todo este sector, de Nueva Esperanza”.

El P. Alcibíades Ramos, de 82 años, treinta de ellos como sacerdote salesiano; define la obra que le tocó dirigir hace “no me acuerdo, (hace) muchas décadas atrás” (bromea), como “una ayuda del Señor”, tanto para los que la realizan, como para a los que está dedicada. Se ríe. Hace reír. Es un baúl repleto de recuerdos, que puede remontarte hasta el lejano 1950, cuando el P. Good llegó a Piura, sin saber que fundaría la Obra Social Bosconia. Un servicio para este asentamiento humano, rodeado de estupor…

Fraguando la historia

Ese 20 de marzo de 1950, se ha impregnado en cada pared de la obra. Un día del tercer mes del año, el “Padre Good” (de nacionalidad chilena) llegó a nuestra ciudad, después de haber trabajado en Bolivia y el sur del Perú.

En su equipaje no traía indumentaria sacerdotal. Sólo su carisma y perseverancia, con los que logró posteriormente, (en 1956) hacer realidad el oratorio festivo Salesiano. Una obra, orientada a la asistencia moral y espiritual de la niñez y juventud, sobre todo de la más necesitada.

El espíritu de ese oratorio debía multiplicarse. Por esta razón, decidió iniciar un trabajo silencioso y de largo aliento, en unos terrenos donados por la familia de don Kurt Beer, propietario del fundo Coscomba, hoy Nueva Esperanza.

Aquel sacerdote visionario, cuya blanca sotana se veía atravesar la ciudad para dirigirse al sector oeste, empezó por arborizar el terreno que le habían donado; y que soñaba, llegaría a ser un oasis espiritual de fe y esperanza.

Trabajando sol a sol, y con el respaldo de ex alumnos y colaboradores; inició el oratorio de Coscomba, combinando la práctica espiritual con diversos deportes y juegos recreativos.

Todo iba bien hasta el año 1983. Cuando entre los desastres pluviales que azotaron la región del norte, el “Padre Good” fue llamado por el Señor para su recompensa eterna. A partir de ese momento, muchos salesianos, ex alumnos y jóvenes con vocación de servicio, desarrollaron no sólo la labor apostólica, sino también horas de trabajo y mucha paciencia para compartir a futuro, el sueño del fundador.

Ese mismo año, se tuvo la visita del Padre Sergio Cuevas, Superior Regional Salesiano de la Región Caribe-Pacifico, quien conoció la obra emprendida, y aprobó que involucre en su desarrollo y ejecución, a toda la Familia Salesiana; como una manera de comprometer y garantizar, las esperanzas manifestadas en ese momento.

Así empezó todo, recuerda el P. Alcibíades Ramos. ¿Pero qué nos diría Don Bosco, y el mismo padre Good, al ver su obra hecha realidad?

-Que crezca, que se esparza no solamente en número, sino en calidad, como lo quería. Y que sigamos adelante, porque esto es aún el principio...

-¿Cómo explica el esparcimiento del sueño de don Bosco, justo ahora que estamos preparándonos para su bicentenario?

- Él no ha sido el único. La obra se esparció hasta Italia, y por medio de los salesianos se extendió por todo el mundo. En ese pedacito del sueño, también estuvo el Perú y Piura. Es decir, la obra es grande, pero también está incluida nuestra tierra. Eso se lo debemos Dios, que intercedió en la imagen de Don Bosco.

- ¿Qué busca toda obra salesiana, como la de Bosconia, aquí, en Nueva Esperanza?

-En toda obra (salesiana), el meollo es sencillo. Radica en ser “buenos cristianos y honrados ciudadanos”. Éste es el sueño de Don Bosco. Salir del mapamundi desde Italia, y por medio de los salesianos, esparcir su obra por todo el mundo; formando hombres útiles, al servicio de la sociedad.

Servicio y carisma

Actualmente el P. Pedro Dabrowski, es el encargado de encaminar a los oratorios, y a toda esta obra social. Es un Don Bosco entre los niños y jóvenes de Nueva Esperanza. Lo abrazan, le dan la mano, cantan juntos. Le gusta trabajar con ellos. Es feliz. Y junto a un grupo reducido de catequistas y seminaristas, brindan cada fin de semana clases de orientación y formación cristiana, en las zonas periféricas de este sector.

Los sábados por las mañanas hay catequesis para primera comunión. Y los domingos, oratorios festivos y periféricos. Algunos, como el Oratorio Bartolomé Gareli y María Auxiliadora, funcionan en los aledaños al Kurt Beer. Y otros, como el O. Ceferino Namuncurá, en el sector 7 de Nueva Esperanza. “Todos con una orden simple: Primero la formación en el Señor, y luego la diversión segura”...

-A pesar de que pensemos que este asentamiento humano es la perdición, lo peor que hay; en realidad es un submundo, donde niños, jóvenes y hasta mismos padres de familia, quieren tener una vida distinta, encaminada con Jesús, a imagen de Don Bosco. Es algo muy bello estar aquí.

No titubea. El P. Alcibíades Ramos, concluye con una sonrisa en el rostro. Está alegre, y lleno de vida… Aunque afuera Nueva Esperanza persiste en su laberinto de pandillaje y drogadicción; no opaca las fuerzas con las que la Obra Social Bosconia, ha sabido caminar durante estos 61 años…

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